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FUENTE: ANDINA

Diálogo y confianza

Publicado: 2020-08-13

A Rosa María Palacios le parece muy raro que el Congreso le haya dado el voto de confianza al gabinete presidido por Walter Martos con 115 votos a favor, solo una semana después de que ese mismo Congreso que le haya denegado la confianza “al mismo gabinete”, presidido por Pablo Cateriano; y que bancadas como Podemos, UPP y FREPAP hayan votado a favor de Martos.

A mí no me parece tan raro. En verdad, como escuché a alguien por ahí, Cateriano compró todos los boletos para que le nieguen el voto de confianza. Desde que estuvo en el cargo de presidente del Consejo de Ministros, hasta antes de solicitar el voto de confianza, fue acumulando errores cuyo detalle excede el propósito de estos apuntes. 

Concentrándonos en el voto de confianza, en nuestra columna anterior señalamos que, incluso con los votos en contra de las bancadas que estarían motivadas por intereses subalternos para no otorgarle la confianza, el resultado pudo haber sido diferente; y que no haya sido así fue de absoluta responsabilidad del propio Cateriano.

Mientras Cateriano, antes de que se le niegue el voto de confianza, centró su discurso en la minería e hizo de su defensa una cuestión de Estado; Walter Martos señaló que su prioridad es la lucha contra la pandemia y centró la mayor parte de su discurso en ello; anunció intervenciones focalizadas a poblaciones en situación de vulnerabilidad, como los pueblos originarios e indígenas, y dedicó una sección específica de su discurso al medio ambiente.

Cateriano, en su presentación en el Congreso, demostró cero empatía y una actitud soberbia, y no expresó ningún ánimo conciliador ni hizo el menor esfuerzo en atender las observaciones de diversas bancadas. Al día siguiente de que se le niegue el voto de confianza, Cateriano tuvo unas lamentables declaraciones sobre el Frepap. Quedaba claro que, simplemente, no los consideraba interlocutores válidos.

Walter Martos, en cambio, comenzó su exposición ante el Pleno haciendo un llamado a la unidad nacional frente a la crisis: "O vencemos unidos o seremos derrotados impasiblemente por este enemigo silencioso, que es la pandemia." Y cerró su discurso haciendo una nueva invocación a la unidad nacional:

Podremos cometer errores propios de este escenario de guerra e incertidumbre que vivimos en este momento, podremos dejar de atender a algunas regiones por las múltiples necesidades y escasos recursos; pero que jamás nos digan que no fuimos capaces de unirnos y agotar hasta nuestro último aliento para apoyarlos.

En general, fue mucho más empático y conectado con la realidad. Desde las primeras intervenciones de los voceros de los grupos parlamentarios, quedó claro que había causado buena impresión.

En su brevísima intervención final, en tono conciliador y sentido, con su acento provinciano, expresó que había escuchado a cada uno de los parlamentarios y que ha tomado nota de sus inquietudes, que son las del pueblo a los que representan. Hablo de la necesidad de trabajar juntos. Señaló que ha pedido a todos sus ministros que en las próximas semanas se reúnan con los congresistas y se pongan a su disposición para ir junto con ellos a los pueblos más alejados.

Cerró su discurso con estas palabras:

Muchísimas gracias a los señores parlamentarios porque no he escuchado sus palabras, he escuchado al pueblo que clama a través de ustedes y realmente me ha llegado el corazón.

Los congresistas presentes en el Hemiciclo aplaudieron espontáneamente. A los pocos minutos, su actitud dialogante rendía frutos: le dieron el voto de confianza por 115 votos a favor, 5 en contra y 4 abstenciones. En las antípodas de Cateriano.



Escrito por

Carlo Magno Salcedo

Abogado. Constitucionalista. Profesor de Ciencia Política (San Marcos) y Derecho (San Martín). Político. Cocinero. Cumbiero intelectual.


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