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fuente: la república

¿Cambio de modelo económico o reforma del Estado?

Publicado: 2021-07-21

Cierta narrativa de izquierda sostiene que uno de los principales problemas del país, que explicaría el subdesarrollo nacional, es el modelo económico de libre mercado (al que suele etiquetarse también como “capitalista” o “neoliberal”), implementado a partir de la década de 1990. Siendo un problema, ese modelo tendría que ser cambiado por otro. ¿Cuál sería el modelo alternativo? ¿Colectivista, socialista, estatista? Eso no está claro.

Verónika Mendoza sostenía hace un tiempo que “el modelo económico en Perú y América Latina ha sido diseñado para promover la corrupción”, asumiendo que el modelo de libre mercado es consustancialmente corrupto. Sin embargo, como hemos fundamentado antes, esa afirmación no se sostiene. Los veinte países menos corruptos del mundo son: Dinamarca, Nueva Zelanda, Finlandia, Suecia, Noruega, Singapur, Suiza, Países Bajos, Australia, Canadá, Alemania, Reino Unido, Bélgica, Japón, Hong Kong, Austria, Islandia, Bélgica, Estados Unidos y Uruguay. Todos ellos tienen un modelo económico de libre mercado, algunos de ellos matizados con ciertos niveles de intervención estatal, pero que en modo alguno los convierte en socialistas, comunistas o colectivistas. Todos ellos son capitalistas.

Ad portas de iniciar un nuevo periodo de gobierno, en el contexto de una inmensa crisis sanitaria, económica y política; en que incluso es parte de la agenda política un eventual cambio constitucional, conviene analizar si, en efecto, el modelo económico debe ser cambiado por otro.

HEDUARDO 10 DE FEBRERO DE 2017. FUENTE: @HEDUARDO50

Al respecto, el profesor Carlos Parodi, de la Universidad del Pacífico, sostiene un conjunto de ideas que comparto y suscribo. Su idea central es que no es el modelo económico el que debe ser cambiado; sino, es el Estado el que debe ser reformado, para que funcione y enfrente los problemas que afectan a los ciudadanos diariamente.

Según el profesor Parodi, el Perú tiene una estrategia económica, a la cual se le llama “modelo económico”, que se basa en dos pilares: 1) la adherencia al libre mercado y 2) la apertura hacia el exterior; frente a la cual el Estado actúa como regulador. Esa estrategia económica ha dado resultados positivos: bonanza macroeconómica y reducción de la pobreza monetaria; pero no ha generado bienestar microeconómico. Eso se debe a que el Estado no funciona, lo que se refleja en la creciente inseguridad, bajos niveles de educación y salud públicas, exceso de tramitología, baja credibilidad en las instituciones (Poder Judicial, JNE, Congreso y PNP), además del cáncer que representa la corrupción. Entonces, el próximo gobierno debe reformar profundamente el Estado, para hacer que funcione, cumpla con sus obligaciones y esté al servicio de los ciudadanos; pero sin alterar las piezas básicas de la estrategia económica.

Lo señalado no quiere decir que el modelo económico de libre mercado funcione a la perfección en nuestro país. De hecho, más que una economía de libre mercado lo que se ha impuesto es una “economía de contactos” o mercantilismo. Como señala Parodi:

Muchos sostienen que Perú tiene un modelo de mercado. Sostengo que tiene algunos elementos que constituyen una economía social de mercado, pero no todos… Los casos de corrupción que se han destapado en los últimos tiempos, tanto en el sector privado como en el público, muestran algo: para lograr algo en nuestro país, necesitas tener contactos con funcionarios públicos de distintos niveles. Digamos que quiero hacer una carretera y postulo a un concurso público. Si estoy conectado con quien decide, gano la licitación, pero a cambio de favores futuros. Necesito una licencia para poner un negocio. Tengo que conversar con las personas encargadas que casi parece que nos hicieran un favor. Eso no es libre mercado; es mercantilismo, corrupción e incapacidad. No generalizo, pues conozco funcionarios honestos, pero son la minoría.
El mercantilismo, estrategia por la cual se logran objetivos no por méritos, sino por conexiones con el poder, es opuesto al libre mercado. Y esa es una conducta típica en el Perú que se debe desterrar. El libre mercado se basa en decisiones individuales en igualdad de condiciones y en un Estado que provea los servicios básicos justamente para lograrla.
(…) en la medida que los mercantilistas logran más objetivos que aquellos que no tienen sus conexiones, la riqueza se concentra en unos pocos. La desigualdad de ingresos se deteriora. Y la convulsión social aumenta. Uno de los principales objetivos que algún gobierno tiene que enfrentar es la eliminación de la corrupción y la economía de favores. El mercado no puede funcionar así.

En suma, el modelo de economía de mercado o social de mercado no se instala del todo en el Perú y tiene más bien muchos rasgos mercantilistas; y ello ocurre, precisamente, porque el Estado no está cumpliendo adecuadamente sus funciones, entre ellas su rol regulador.

No se trata, por tanto, de abandonar el paradigma del modelo económico de libre mercado, que viene aparejado de estabilidad monetaria, responsabilidad fiscal, bajos niveles de deuda pública y solidez macroeconómica. Se trata, más bien, de hacer que el modelo funcione cabalmente y a plenitud, de modo que el crecimiento económico genere a su vez desarrollo y bienestar, que se debe expresar en el significativo aumento de la calidad de vida de los ciudadanos; y para eso se requiere de una profunda reforma del Estado.

Como sostiene el mismo Parodi, “pasar a más Estado no solucionará nada ni tampoco lo hará, quedarnos como estamos. O hacemos las reformas de salud, educación, pensiones y de acceso a servicios básicos para todos, o no habrá modelo que funcione.”

Ahora bien, ¿qué tan posible o viable es hacer esas reformas? Al respecto, trataremos en un siguiente post. Por lo pronto, vamos anticipando que emprender el camino reformista será una tarea en extremo compleja ya que enfrentará enormes obstáculos y una gran resistencia al cambio, como lo han señalado el propio Parodi, en su artículo “¿Por qué es difícil hacer reformas?”, o Eduardo Dargent, en su libro “El páramo reformista. Un ensayo pesimista sobre la posibilidad de reformar el Perú.”



Escrito por

Carlo Magno Salcedo

Abogado. Constitucionalista. Profesor de Ciencia Política (San Marcos) y Derecho (San Martín). Político. Cocinero. Cumbiero intelectual.


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Cuestiones de la Polis

Derecho, sociedad, cultura y política en el Perú y en otras polis del mundo.