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Fuente: exitosa

Competencias e incompetencias del contralor

Publicado: 2017-06-05

El contralor tiene mu­chas y muy efectivas competencias –es decir, atribuciones o facultades legales– para poder ejercer su mandato constitucional de supervisar la legalidad de la ejecución del presupuesto público, de las operaciones de deuda pública y de los actos de las instituciones sujetas a su control; es decir, para luchar contra la corrup­ción: tener acceso ilimitado a información de las entidades, aun cuando sea secreta; ordenar acciones de control que a su jui­cio sean necesarios; supervisar y garantizar el cumplimiento de sus recomendaciones; disponer acciones legales inmediatas cuando encuentre daño econó­mico o presunción de ilícito penal; sancionar a funciona­rios y servidores; entre muchas otras competencias. 

El contralor, asimismo, tiene autonomía administrativa, funcional, económica y financiera. El problema es que varios contralores, en los hechos, no demostraron sufi­ciente autonomía del poder político; abdicando de ejercer sus competencias contra el poder de turno o utilizando selectivamente sus facultades contra agentes incómodos a dicho poder.

¿De qué sirve un contralor con tan poderosas competen­cias legales para combatir actos indebidos y la corrupción, si las ejerce indebidamente? Pues, en lugar de servir a los intereses generales de la República, termina sirviendo a los intereses particulares de políticos abusivos, corruptos o inescrupulosos; convirtiéndose en un funcionario incompeten­te, sin capacidad real para cum­plir con su misión sanitaria de la función pública.

Todo indica que el actual contralor, Edgar Alarcón, es un caso de suprema incompetencia para ejercer cabalmente sus fun­ciones. El problema no es que haya carecido de atribuciones para investigar la adenda sobre el aeropuerto de Chinchero. El problema es que, desde que empezó su mandato, en un evi­dente afán de congraciarse con el fujimorismo, demostró un sospechoso activismo contra los enemigos de la fuerza naranja (los gobiernos de Humala o PPK), a la par de una ceguera ante, por ejemplo, los malos manejos del mismo fujimorismo en el Parlamento.

La gran cantidad de irregularidades en que este fun­cionario ha estado involucrado a lo largo de su carrera pública, explican su temprano y oficioso sometimiento al fujimorismo, el verdadero poder político de turno. Sin em­bargo, es tan patético su caso que al propio fujimorismo le costará más defenderlo que expectorarlo de su cargo. Así de incompetente resultó el contralor Alarcón.

(*) Publicado en diario Exitosa, lunes, 05 de junio, 2017.


Escrito por

Carlo Magno Salcedo

Abogado. Constitucionalista. Profesor de Ciencia Política (San Marcos) y Derecho (San Martín). Político. Cocinero. Cumbiero intelectual.


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